viernes, 12 de abril de 2013

Celiaquilla.-

Soy mujer, universitaria, chilena, amante de la fotografía y el cine, intento practicar deporte de vez en cuando (me gusta el trekking), me encanta comer (aunque no soy gordita) y desde hace casi un año soy celíaca.

¿Cómo empezó todo?
En Febrero del año pasado, estando de vacaciones junto a mi familia en La Serena, un día después del desayuno me apareció un fuerte dolor de estómago, no un dolor cualquiera, era un dolor realmente MUY FUERTE, tanto así que permanecí todo ese día en posición fetal en la cama, varias veces en el baño, sin apetito, completamente desganada. Al día siguiente partimos al médico en busca de una respuesta, hubo algunas hipótesis: ITU (Infección del tracto urinario), dolores menstruales, gastroenteritis. Hubo fármacos Viadil Forte, Omeprazol, dieta liviana y hubo exámenes para tomar en Santiago. Diagnóstico final: incierto.
Resultado final: Viadil Forte no mejoró nunca los síntomas y todas las otras indicaciones no sirvieron de nada. Después de algunos estudios sin resultados alentadores seguí con mis dolores días tras días.
Finalmente entré a clases, algunas veces me sentía peor que otras, incluso con náuseas y vómitos, sin contar que nunca hasta el momento de mi diagnóstico final cesó mi dolor de estómago.
Finalmente después de esperar mucho por una consulta gastroenterológica (no habían horas antes) más el antecedente de una prima celíaca fue que pude encontrar una respuesta a mis dolencias.
La respuesta nació casi de intuición, pues sospechaba mi nueva condición y quise despedirme simbólicamente antes de tener los resultados finales de mis exámenes (antiendomisio, antitransglutaminasa y la sensual biopsia) comiendo todo aquello que siempre amé "la comida italiana", las galletitas bañadas en chocolate y en general, casi todas las comidas que te puedas imaginar...aproveché mi última galleta, mi última lasaña y el día que podía conocer mis resultados por internet tras comer las últimas galletitas supe la cruel verdad, una fría tarde de Mayo (más de 3 meses con dolor de estómago todos los días empezarían a acabar). Desde ese día, transcurrieron unas cuantas semanas hasta que finalmente no tuve más dolor de estómago, siguiendo la dieta.

Cuando fui a la gastroenteróloga ya conocía mi condición, ya había investigado sobre la situación en Chile, había contactado ya con Coacel y Convivir y había empezado mi nueva vida, mi nueva dieta, nada fácil, pero algo que me costó (al menos creo eso) un poco menos asumir por la carrera que estudio.

La Celiaquilla.-

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